viernes, 24 de enero de 2014

ESE GESTO....TU GESTO
Miradas furtivas entre espesas pestañas que miran de lado... repasando, y es mi cuerpo que se estremece con un simple gesto que cautiva mis sentidos que persiguen atentos ... a ese movimiento. Un ladeo de cabeza, una medio sonrisa, un repaso con tu lengua a esos carnosos e incitantes labios que se vuelven parlanchines, delatando en su eterno silencio. Tus manos en los bolsillos, cuatro pasos y te paras en la terraza del bar mas cercana, de pie junto a  la barra, esperándome al pasar, siguiéndome con tu mirada y esa medio sonrisa que insinúa sabiéndose bella, deseada. Y me incitas con un brindis de fresca y espumosa cerveza en mano, que se desliza por tu boca poseyendo apasionada tu garganta, subiendo y bajando esa nuez... que es pecado a la visión femenina que... sueña recorriéndola con su lengua, atrapando ese gesto en un cálido y sabroso beso que es mordisco que succiona... ese gesto, tu gesto. Y pareces saberlo, mostrándome aireado tu perfecto cuello recién afeitado, y muero por saber... por oler... el after shave que te has puesto, y perderme en ese perfume que emborracha los sentidos. Sabes que te vuelves deseo, sabes... que cautivas en cada gesto... tu gesto.
Y me vuelvo juguetona... tu lo has querido... lo se porque oigo ese grito que es aullido lanzado al infinito y que solo escuchan los mas íntimos sentidos. Me siento en la mesa frente a ti, dejando que mi pequeña y estrecha faldita suba mostrándote los pocos centímetros que tapan mi tesoro. Y es ese repaso que haces desde mis tacones a esa entrada que se cruza de piernas sedosas la que me indica que... te ha gustado, te ha provocado, y juego a lo mismo... mis verdosos ojos te devuelven el repaso parando en algo abultado que hay entre tus bolsillos, y sigo sonriendo, como tu, sonrisa picara que me lleva a ese escote de tu camisa medio abierta, que descubre el principio del vello de tu pecho, siendo eso la que me provoca un intenso escalofrío, al removerte en la barra y permitir que se abra ese poquito más... en ese gesto... tu gesto, que provoca sin pensar. Y soy yo la que ahora se remueve en su asiento, disimulando, alzando mi brazo llamando al camarero... sorpresa cuando eres tu el que se acerca a atenderme... con la vista fija en mi largo y suave brazo... el que se abrazaría a tu cuello acariciando tu nuca con mis gráciles dedos enroscados en los rizos de tu espeso cabello negro.
-¿Es usted el camarero?
-... por acercarme a ti sería hasta el dueño. 
Te sientas a mi lado con nuestros ojos perdidos en sus lagos... mi rodilla se mueve provocativa, acercándose a la tuya, rozándola, colándose entre tus piernas, y mientras tu lengua habla y habla... tus manos se posan en mis piernas en un intento disimulado de coger mis manos... y tus dedos son rebeldes al buscar la seda de mi entrepierna jugueteando delicadamente, acariciándolas... en un recorrido que sube hasta esos pocos centímetros de tela que guardan mi... tesoro. Y no pienso en que eres un desconocido bastante lanzado presentándose, porque creo que te conozco desde siempre. Y de pronto te acercas a mi oído y susurras... -Me muero por besarte. 
Y sorprendida me giro a mirarte y es entonces cuando en un gesto... tu gesto... un simple gesto... tu boca cae sobre la mía, que reacciona con un suspiro dejándose poseer... con esa caricia de lengua que se enreda con la tuya entre beso y beso... me estremeces de cabeza a sien. 
Ese gesto... un simple gesto... tu gesto y… caí en tu red.
Ana Mari Madrid.

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